La historia de Lasserre es la de una conquista.

Lo que Louis Lasserre creó no fue solo un pantalón, fue un hito en la consciencia de la mujer.

historia

1973

Un fenómeno llamado Lasserre París

Louis Lasserre había sacudido las costuras del Pret-à-porter femenino a mediados de los años 60 haciendo del pantalón (y posteriormente de un total look coordinado) el icono de su marca. Con unos tejidos innovadores y una confección sobria, equilibrada y adaptable, Lasserre consigue fidelizar una generación de mujeres primero en Francia y, pocos años más tarde, en el mundo con tiendas en Alemania, Japón y una de particularmente emblemática en la Madison Avenue de Nueva York. En 1973, el proyecto de Gorina & Sauquet encuentra en Louis Lasserre la figura que le da sentido. Tan pronto descubren el fenómeno en París deciden importarlo a España. El éxito es inmediato. Aprovechando su propia capacidad productiva pronto impulsan la creación de un modelaje propio con los mismos estándares de calidad y estilo.


1981

Empezar de la mano del más grande

Sólo siete años después de introducción en el mercado español, Lasserre empieza a colaborar con El Corte Inglés. En 1981 —en unos tiempos en los que la industria textil concentraba sus energías en el canal multimarca—, acceder a la mayor y más prestigiosa red de centros comerciales del país supuso un punto de inflexión estratégico. La notoriedad, el conocimiento y la madurez de la marca crecieron al ritmo que lo hizo El Corte Inglés. Aún hoy, tras 37 años de presencia ininterrumpida, Lasserre lidera las ventas de pantalones en la sección de señora.

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1986—2005

De Lasserre España a Lasserre en el mundo

En 1986, y después de haber demostrado la solvencia del proyecto y su potencial, Gorina & Sauquet acuerdan con Louis Lasserre hacerse con la propiedad de la firma en España. Ese punto de inflexión en la trayectoria de la compañía supone un margen de autonomía creativa que, sumado al conocimiento del mercado doméstico y del público local, refuerza el liderazgo de Lasserre en el segmento medio/alto, el de las prendas de calidad y, aun así, asequibles para el grueso de los consumidores. Una década más tarde (en 2005), Lasserre España toma la titularidad mundial de la marca y, aunque su actividad sigue fundamentalmente focalizada en el mercado doméstico, con ella un activo potencial que le confiere una valor adicional en términos de compañía.

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Una forma de hacer

En 1986 todo empezó con una prenda —un pantalón— y es la prenda —concebida hoy en forma de colecciones— el eje al entorno del cual sigue girando toda la compañía. Lasserre es, antes que cualquier otra cosa, una manera de hacer. Entendemos el producto como el vínculo más potente y eficaz entre nuestra marca y su público. Más allá de la calidad, de la exigencia en la confección y de las tendencias está el compromiso, la idea que no solo vestimos mujeres, sino que compartimos una historia con todas ellas. Es este el principio que ha orientado la trayectoria de la firma a lo largo del tiempo y es aún este el compromiso que guía a nuestros equipos de diseño y de confección. Equipos propios, como no puede ser de otro modo. Porque el reto de renovar la confianza de nuestras clientas cada temporada no es externalizable. Tenemos muy claros los fundamentos de esta responsabilidad.

1.

El valor percibido

Desde siempre, hemos entendido que aproximarse al producto en función de su precio—estrictamente, sin tener en cuenta el equilibrio de valores racionales y emocionales más allá de éste— carece de mucho sentido en nuestro modelo de negocio. Nuestra propuesta de valor relaciona y vincula el precio con otro tipo de factores determinantes que, de algún modo, podrían resumirse bajo el concepto de calidad. ¿Cómo conseguir un cociente lo más alto posible dividiendo calidad entre precio? Sólo así, generando un valor percibido incuestionable, una prenda merece ser etiquetada como Lasserre. Calidad que, de entrada, debe ser apreciable en los tejidos. En los clásicos e incluso en aquellos que desarrollamos en exclusiva. Calidad que, por supuesto, también debe regir la confección. Es por ello que nuestras prendas tienen una fabricación local, revisada y rematada por manos expertas en nuestros propios talleres y otros de cercanía.

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En ocasiones, las marcas son poco más que meras etiquetas. En nuestras prendas, las etiquetas son la garantía de una determinada forma de hacer buscando la perfección.

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Nuestras manos. Las que proyectan, las que cortan. Las que crean para que otras puedan disfrutar del tacto de todas nuestras piezas.

2.

Equilibrio en el estilo

Las tendencias pasan y los estilos perduran. Sabemos con certeza que nuestro público busca en nuestra firma precisamente lo segundo: la seguridad que, temporada tras temporada, en un pantalón, en una blusa o en una chaqueta, encontrará una pieza de una elegancia sobria, con un encanto especial y una conexión evidente con la actualidad que, aún así, la proyectará en el tiempo y que resistirá su paso. Porque, en definitiva, todo aquello que persigue la belleza y el equilibrio no prescribe. En Lasserre concebimos todas nuestras creaciones a partir de este axioma.


Diseños propios, desarrollo de tejidos, producción local. Así entendemos la calidad.


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3.

Un target fiel

Tal vez, el mayor beneficio de haber sido radicalmente fiel al compromiso con unos determinados estándares de calidad y un estilo propio haya sido precisamente el haber obtenido otro tipo de fidelidad: la de nuestro público. El contexto de la industria de la moda —polarizada, casi por completo, entre el fast fashion y el lujo privativo— nos deja en una posición de mercado privilegiada en la que, desde una centralidad cada vez más exclusiva, podemos reivindicar nuestros valores con una mayor visibilidad.

El tipo de mujer que viste Lasserre —una mujer madura, a partir de 45 años, con una menor carga impulsiva y una mayor capacidad económica que los perfiles más jóvenes a los que se dirigen firmas más generalistas— demuestra día a día el sentido de nuestro trabajo y la certeza que sigue siendo plenamente vigente.


Bordamos con hilo invisible en todas nuestras prendas, un lema que reivindica y garantiza nuestro compromiso.


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